sábado, 3 de abril de 2010

Hay que entregarse, hay que darse a la vida. Es más simple disfrutar cada día, cada momento y cada situación aunque esta nos dañe, aunque esta nos cause un dolor profundo, hasta ese terrible sentimiento de dolor hay que sacarle lo positivo.
Hay que aprender de cada cosa, de cada experiencia, de cada persona que se conoce.
Y sobre todo hay que gozar, hay que vivir de cada uno de los placeres que se nos otorgan.
Estar pensando siempre que es lo que ocurrirá en el mañana nos quita minutos de diversión, nos quita vida, nos quita una respiración o un palpito de nuestro corazón.
Hay que reír, llorar, sentir cada lagrima que sale de nuestros ojos, disfrutar cada aliento que escapa de nuestros labios, admirarse y admirar. Ver como todo cambia, como se produce magia en cada lugar.
Estar sentados y pensar que ocurrirá mañana no hará nada por nosotros, pero vivir la vida lo hará todo.