miércoles, 24 de diciembre de 2008


Desde niños nos trataron de enseñar lo correcto, a diferenciar lo bueno de lo malo, a caminar sin tropezar. Sin embargo, somos nosotros los propios directores de nuestra orquesta, somos nosotros el capitán de nuestro barco.
Con el tiempo vamos adquiriendo diferentes posturas ideológicas de acuerdo a lo que aprendimos cuando más pequeños o más jovenes y con lo que la realidad le mostró a nuestros ojos y que nuestra mente procesó.
En esta cruzada de tratar de descubrirnos como seres inteligientes y razonables es cuando cometemos más errores.
Nuestra ideología nos acerca a gupos de gente con la misma ideologia y esta a través de sus experiencias nos llevan aun más adentro de esta, y con el tiempo, conocemos o nos damos cuenta de que hay gente que piensa muy contrario a lo que nosotros creemos.
Y es así como nacen los conflictos, y es así como desechamos la tolerancia, es así como nace el odio, peleeas y discusiones sin sentido.
Todos los humanos buscamos lo mismo, estamos hechos para ello, pero al ser tan diferentes, no nos acercamos, solo nos distanciamos más.
La ideologia supone un mayor acercamiento a la perfección, pero los sentimientos que esta nos provoca es solo la extinción.

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